Paula Parrini: “Con Marieta quiero que nos sentemos a escuchar lo que no queremos escuchar”.

Cuando la productora y fotógrafa ecuatoriana-chilena, Paula Parrini, no está enfocada en sus proyectos de fotografía —como su reciente serie de fotos, UIO, sobre su fascinación por los aviones— le gusta involucrarse en proyectos cinematográficos como las importantes películas nacionales, Qué Tan Lejos (2005), Cuando Me Toque a Mí (2006), En el Nombre de la Hija (2010) y Luz de América (2018). Esta última es un documental dirigido por su colaborador de más de veinte años, Diego Arteaga. 

En la silla de director, Arteaga ha concebido varios cortometrajes como El Espejo del Alma (2004), El Último Día (2009) y el cortometraje seleccionado para el festival de cine Cero Latitud de Quito, El Equilibrio del Día (2004). Actualmente trabaja con Parrini en Registro Aurora, una productora audiovisual fundada en 2014.

En Marieta (2023), su más reciente proyecto co-dirigido con Diego Arteaga, Parrini toma un pequeño vehículo, lo transforma en una especie de santuario y se traslada a las concurridas calles del barrio de La Mariscal, en Quito. Una vez preparado todo, la directora y su equipo de producción seleccionaron a mujeres que transitaban por la calle y les hicieron diez preguntas profundas sobre la experiencia de ser mujer. El resultado es un documental de 71 minutos que no sólo tiene relevancia como pieza artística, sino que también puede utilizarse como un importante estudio sobre el hecho de ser mujer en esta parte del mundo.

El documental tuvo su estreno en el festival internacional de cine documental, EDOC 22 (Encuentros del Otro Cine) y en Guayaquil fue exhibido en la Sala de Cine del MZ14, un espacio abierto en el 2021 que cada vez toma mayor importancia por presentar una amplia variedad de películas independientes, además de ser sede de los principales festivales del país. 

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Luego de la función de Marieta, aprovechamos la oportunidad para charlar con Paula.

Cuéntame, Paula, ¿Siempre existió la colaboración con Diego Arteaga para este proyecto? 

La colaboración con Diego existe desde el 2001. Trabajamos juntos en su proyecto anterior, Luz de América (2018) que es un documental que tomó diez años en hacerse. Yo soy productora y él es director, entonces como que ahí hicimos bastante sinergia. 

¿Desde hace cuánto tiempo has soñado con hacer Marieta?

Yo nunca soñé, creo que el proyecto me encontró a mí más que todo. La idea salió a finales de la pandemia durante una conversación con amigos, luego de eso buscamos financiamiento. Yo la verdad no tenía muchas expectativas y creo que eso también ayuda al proyecto en sí. Al no tener expectativas es como que va caminando en el presente.

Con Marieta entrevistaste a 150 mujeres, pero no todas quedaron en la película. Cuéntame un poco sobre el proceso de montaje.

Trabajé en conjunto con Diego, pero él es el gran editor de la película. Me parece que es brillante porque entiende que editar es más que cortar y pegar. Se trata sobre tener ritmo y escuchar. Además, Diego es un tipo bien sensible que es bien compasivo con la mujer, es por eso que yo siempre le digo que dentro de él habita una mujer. 

Y cuando decidimos qué cortar y qué no, dejábamos afuera testimonios muy fuertes que necesitaban más contexto. Aparte pensamos que esos testimonios transformaría a la película en un sufrimiento y nosotros no queríamos eso. Es por eso que pensamos que era necesario tener un cierta dosis de risas que aliviara un poco la situación. 

Algo que también se tuvo en mente fue que no podía durar tanto ya que tres horas de testimonio sería muy duro. Tuvimos que ser muy precisos. 

Fig. 1 Paula Parrini entrevista a Marieta
Fig. 2 Paula Parrini entrevista a Marieta

Entonces, ¿no existe una versión de Marieta que dure más de 71 minutos?

No existe. ¡Alguna vez habrá!

¿Cómo te sientes cuando administras el material y te toca revivir todo de nuevo? 

Quizás cuando ya volví a ver el material, yo ya sabía, me acordaba automáticamente. Lo tienes bien presente porque son 150 mujeres, no es un número grande ni chiquito. Pero para Diego que solo lo vivió a través de la edición, si se quedaba como loco. Me decía: “Es terrible, Paula. ¡Es terrible!”. Entonces, yo me afectaba mientras rodaba y Diego se afectaba mientras editaba. 

Pero para ti no fue como nosotros viendo la película que de vez en cuando sonreíamos frente a algún testimonio. A ti te podía tocar tres veces seguidas una historia trágica.

Y sí tocaba… Además  te agotas, no es energía buena o mala, pero es energía.

Y ahora hablando un poco sobre el espacio o dispositivo utilizado, ¿en algún momento se pensó elaborar la historia de una forma más narrativa o siempre se planteó la idea de este pequeño espacio decorado como santuario?

Siempre fue la idea que sea un espacio pequeñito, como crear una mini burbuja en medio de ese caos que es la calle y dar confianza. Porque quizás cuando te abordan en la calle con un micrófono te da más vergüenza. En el espacio que creamos, las mujeres se soltaban con confianza y salían felices de haber podido hablar, de parar un rato y decir: “qué bien me hizo esto”.

Fig. 3 Paula Parrini entrevista a Marieta

¿Cuál fue el proceso de escoger a las mujeres correctas para la entrevista?

Yo estaba dentro del carro con Emilia o Daniela haciendo las entrevistas y afuera estaba un personaje bien interesante que es Elena, una dulce mujer de edad con pelo morado que da confianza. Ella no escogía pensando en si la mujer podía ser interesante o no, sino más bien, en que tuviera una disponibilidad corporal. Sin Elena hubiera sido otra historia, ya que mucha gente llegaba y decía: “yo entré por la señora linda que me invitó”.

Y, ¿en algún momento del rodaje consideraste ser parte de las entrevistadas?

Yo no porque me hubiera tocado cambiar de rol. Lo que sí, yo digo, me increpan en la calle, me invitan a pasar a un carro con mascarilla y en COVID… ¡No! ¡Ni loca!

Al mantenerte siempre detrás de la cámara, quiero saber, ¿cómo te sentías emocionalmente mientras escuchabas estos testamentos tan desgarradores? 

Te queda medio un vacío y te afecta mucho porque escuchas de primera mano ese rato. Los testamentos te impactan y se te lagrimean los ojos.

Algo que no vemos en Marieta es como se sienten las mujeres al terminar la entrevista. ¿Hubo un momento de consuelo con abrazos? 

Unas sí se abrazaban. Otras no. Al final muchas salían felices porque les regalábamos un bolso de tela y les agradecíamos por participar. No todas sufren tanto. Eso de que las mujeres debemos sufrir y ser víctimas me parece una lectura como bien patriarcal. Muchos piensan que está mal si alguien se ríe contando su testamento sobre la cruda realidad de ser mujer porque aligera la situación. ¡Tenemos que reírnos! Sino se vuelve muy duro. 

Fig. 4 Paula Parrini entrevista a Marieta

Me parece importante poner testimonios con humor porque demuestra que aunque las cosas son duras, las personas siempre encuentran formas de implementar algo de humor y alegría en sus vidas.

Creo que ahí está un poco la inteligencia de la mujer, saber reírse y salir airosa, porque si no es jodido. 

¿Crees que Marieta se hubiera podido realizar en otra época, crees que estas mujeres hubieran sido igual de abiertas con sus testimonios hace cuarenta años?

Yo creo que sí. Una mujer quiere hablar desde el siglo I. Quizás los testimonios no hubieran sido tan liberales, por ejemplo no sé si la pregunta del aborto se hubiera respondido. Pero, sí, creo que se hubieran abierto. Siempre necesitan hacerlo.

Especialmente en otras épocas en las que no se podía conversar abiertamente sobre la experiencia de ser mujer.

¡Claro! Ahora ya salimos y somos más públicas. Antes era mucho más para adentro.

¿Qué esperas lograr con tu película? ¿Reflexionar, empoderar, consolar? ¿Todas las opciones? 

Me gusta esa opción de todas las opciones, pero creo que empoderar. Les enseñé Marieta a mis dos sobrinas y se empoderaron. 

Quiero empoderar a alguien a que haga su propia versión de Marieta. El formato de las entrevistas es recursivo y accesible. Espero que mucha gente de Ecuador lo haga. 

Para terminar, quería preguntarte, ¿qué clase de impacto esperas que Marieta cause en las mujeres y los hombres? 

Yo quiero causar una cosa de conciencia, de sentarse a escuchar lo que no queremos escuchar, como mujeres y como hombres. No sé si me alegra que los hombres se sientan culpables viéndolo, lo que sí quiero es que sea algo que les llegue y haga decir: “Yo podría cambiar eso, yo podría contribuir a hacer más agradable el mundo de estas mujeres a no ser parte de este acoso”. Más adelante me gustaría hacer una versión de Marieta con hombres, sería muy chévere porque es algo que no se habla mucho y también hay esa lectura de que se cree que los hombres también la pasan mejor. Yo creo que a veces están doblemente oprimidos porque van por la vida creyendo que son fuertes, pero quizás no son tan fuertes y en realidad se sienten mal, observados y vulnerables.

Y, ¿qué viene para ti ahora? ¿Tienes algún proyecto en mente? 

Quiero mover Marieta. Me encantaría que se vean más funciones porque creo que es una película que funciona muy bien con un foro. Entonces, seguiré mostrando Marieta y de ahí quiero retomar proyectos míos de foto. Tengo un libro de fotos de aviones [Serie UIO] que salió bien, pero me gustaría reeditarlo. 

Muy bien, entonces estaremos pendientes para las siguientes fotos que saques. ¡Muchas gracias por tu tiempo, Paula!